Cuánto daño han hecho aquellos males que nunca han sucedido.
La ansiedad es una respuesta emocional común a todas las personas que aparece ante situaciones de estrés o peligro, ya sean reales o ficticias, la cual nos provoca cambios bruscos en nuestro organismo con el fin de adaptarnos a dichas situaciones y poder enfrentarlas o huir.
El problema surge cuando se desencadena la ansiedad sin que exista una situación real de peligro, y nos hace sentir que perdemos el control de nosotros mismos y de nuestro cuerpo. En un principio esto puede deberse a que estamos pasando una época de mayor estrés o a factores biológicos u hormonales, y esto nos crea una respuesta de ansiedad. Si nuestro pensamiento automático, en ese momento, agranda el problema o el miedo a nuestra propia reacción, la ansiedad aumenta considerablemente y puede volverse a desencadenar en repetidas ocasiones si no aprendemos a detener ese pensamiento y a vivir la ansiedad con mayor naturalidad.
El tratamiento consiste en analizar de dónde viene ese patrón de respuesta de ansiedad y aprender a sustituirlo por otro más adaptativo y realista a las circunstancias que no genere tanto sufrimiento emocional. Aprenderemos a desactivar el estado de alerta mediante técnicas de relajación y autocontrol, técnicas cognitivas para controlar los pensamientos negativos y las preocupaciones, gestión de las emociones, y resolución de problemas de la vida diaria. Si hay situaciones o estímulos que provocan miedo, haremos una exposición progresiva reduciendo la activación fisiológica y fomentando las habilidades necesarias para afrontar la situación.
Aunque la ansiedad puede ser global e inespecífica en muchos momentos de nuestra vida, existen varios trastornos de ansiedad:
Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es un patrón de preocupaciones excesivas y frecuentes por multitud de cosas, situaciones o eventos, incluso por cosas pequeñas, que se caracteriza por inquietud o impaciencia, tensión, irritabilidad, fatiga y angustia permanente. Se teme que pueda ocurrir algo catastrófico aunque exista una baja probabilidad de que así sea.
Crisis de angustia o trastorno de pánico
taquicardia, dificultad respiratoria, mareos, sensación de hormigueo, náuseas, y la sensación de perder el control, volverse loco o incluso de muerte inminente.
Estas sensaciones impactan mucho a la persona que lo sufre, y a veces tiende a anticipar sus ataques, viviendo en un estado de alerta continuo que propicia que los ataques reaparezcan y se hagan más intensos y frecuentes.
Agorafobia y fobias específicas
La agorafobia se caracteriza por un miedo irracional a una situación o lugar en la que pueda padecerse un ataque de pánico, a perder el control o en la que resulta difícil salir o escapar (grandes almacenes, multitudes, medios de transporte, puentes, estar lejos de casa, cines, teatros, grandes espacios…). La persona va evitando cada vez más esa situación, haciéndose el miedo más grande e impidiéndole hacer determinadas cosas que desearía.
Las fobias simples se caracterizan por un miedo extremo o ataque de pánico a la exposición de un estímulo determinado (animales, fenómenos atmosféricos, sangre-inyecciones, túneles, ascensores, atragantamiento, enfermedades…). La persona reconoce que su miedo es irracional y excesivo, pero le es imposible controlarlo, y evita exponerse al estímulo temido.
Ansiedad social
La fobia o ansiedad social es un miedo irracional y exagerado a una valoración negativa por parte de los demás o a una actuación que pueda parecer humillante o ridícula y que se experimenta en situaciones sociales. Se intentan evitar constantemente determinadas situaciones sociales y se experimenta ansiedad anticipatoria ante el mero hecho de pensar en ellas. Se puede tener ansiedad social ante varias situaciones sociales (comer en público, comenzar una conversación, asistir a eventos sociales…) o ante una situación social específica (hablar en público, dirigirse a una autoridad…).
Trastorno de estrés postraumático
El trastorno por estrés postraumático (TEPT) se caracteriza por una intensa reacción emocional asociada a un trauma psicológico vivido o presenciado que provocó horror, desesperanza o temor y que no se ha podido elaborar de una forma adecuada, haciendo que la persona que lo padece reviva de forma repetitiva fragmentos del evento traumático. El trauma psicológico puede estar relacionado con accidentes, catástrofes, o daños ejercidos por otras personas.
El tratamiento específico requiere reelaborar el trauma y darle un significado más adaptativo para integrarlo de manera adecuada en la historia de la persona que lo sufrió.
Trastorno obsesivo-compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por pensamientos, imágenes o impulsos perturbadores que aparecen de forma recurrente y provocan ansiedad, miedo, y disgusto. Estas ideas tienen mucha fuerza y hacen dudar a la persona respecto a sí misma y su capacidad de control. Para reducir la ansiedad que producen estas obsesiones, la persona desarrolla conductas repetitivas y estereotipadas que no tienen ningún sentido en sí mismas. Estos rituales reducen la ansiedad a corto plazo, pero las obsesiones vuelven a aparecer con mayor fuerza y comienza de nuevo todo el ritual. A veces, pueden darse obsesiones sin rituales.
Las obsesiones pueden ser de verificación, limpieza, orden, acumulación, de contenido sexual o agresivo, o de pensamiento puro.
El tratamiento concreto se adapta a la persona y a su sufrimiento, logrando reducir las obsesiones que tenga y vivir de una manera más libre, equilibrada y con mayor confianza y seguridad en sí misma.