Quiero pintar algo que sea precioso, perfecto, y por lo tanto,
lleno de tristeza.
Los trastornos depresivos se caracterizan por un estado de ánimo bajo, tristeza, desgana, desmotivación y dificultad para disfrutar de las cosas y actividades.
La terapia consiste en analizar la historia vital de la persona y sus circunstancias actuales para estudiar todos los factores que le han podido llevar a ese estado de ánimo. Fomentaremos la comprensión de sí mismo y el conocimiento de las verdaderas necesidades que tiene, así como los cambios que necesita dar para aumentar la confianza en sí mismo. El objetivo de la terapia es aprender a gestionar mejor las emociones, adquirir mayor seguridad y autonomía en la solución de los problemas de la vida diaria, y aumentar el reportorio de estrategias y de respuestas ante las situaciones de la vida con más amor a uno mismo.
Existen varios trastornos que se pueden tratar:
Depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por un estado de abatimiento o infelicidad, una profunda tristeza, falta de energía para llevar la vida, insatisfacción, sentimientos de culpa o baja autoestima, y desmotivación para vivir. Se diferencia de la tristeza adaptativa en que, en la depresión, el bajo estado de ánimo no varía ni cambia según las circunstancias.
Afecta a la esfera afectiva, a los pensamientos, al cuerpo y a la voluntad, produciendo síntomas en todas las áreas de la persona, dificultando su vida personal, social y laboral.
Distimia o Trastorno Depresivo Persistente
La distimia es un trastorno afectivo de carácter depresivo crónico, caracterizado por una baja autoestima y por un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado. Es de menor intensidad que una depresión, pero persistente en el tiempo.
Trastorno adaptativo
Los trastornos adaptativos son estados de malestar subjetivos con ciertas alteraciones emocionales que aparecen en el periodo de adaptación a un cambio o acontecimiento vital estresante como son los problemas económicos, mudanzas, cambio de trabajo, nacimiento de un hijo, enfermedades, separaciones y divorcios…
Aunque son situaciones habituales en algún momento de nuestra vida, y a veces elegidas, puede haber dificultades para elaborar estos cambios produciendo emociones negativas y cierto malestar. Se puede dar un bajo estado de ánimo, ansiedad, preocupación, sentimientos de incapacidad para afrontar los problemas, de planificar el futuro o de poder continuar en la situación presente.
La terapia ayuda a integrar el cambio en la historia vital de la persona y a redefinir la nueva situación para conseguir una mejor adaptación y un afrontamiento más efectivo de la misma.
Duelo o pérdida de un ser querido
La pérdida de un ser querido es una de las experiencias más traumáticas que vivimos todas las personas en algún momento. El duelo es el proceso adaptativo natural, normal y esperable ante una pérdida, que debemos atravesar para equilibrar de nuevo nuestra vida. Aunque no es una enfermedad, es un proceso muy doloroso. Cualquier pérdida que tengamos durante nuestra vida puede provocar un proceso de duelo (pérdida de la pareja, del trabajo, de la casa…). La muerte de un/a hijo/a y la de la pareja son consideradas las situaciones más estresantes por las que puede pasar una persona.
Las fases del duelo son negación (no poder aceptar lo que ha pasado), la rabia y enfado (echar la culpa a los demás, a la vida, al mundo… por lo que ha sucedido), la tristeza, y la readaptación (reorganizar nuestra vida aceptando la pérdida). No siempre hay que pasar por todas las fases, pero si la persona está atascada en alguna de ellas y no puede avanzar, y esto está afectando a diferentes áreas de su vida, puede que esté atravesando un duelo patológico.
La terapia ayuda a superar el dolor emocional, atravesando las diferentes fases acompañado por la terapeuta, pudiendo redefinir la pérdida en la vida de la persona y estableciendo nuevos objetivos de vida.
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